Luego de un acuerdo alcanzado en el 2006 por la Asamblea Nacional venezolana, mediante el cual se modificaron los símbolos patrios del país, la actual bandera oficial lleva ahora ocho estrellas, en vez de las acostumbradas siete que portó por doscientos años. Sin embargo, muchos aluden que, por simple que parezca el cambio, el hecho de haber nacido de un parlamento dominado por el sector oficialista seguidor de Chávez, representa solo la posición del gobierno, lo que lejos de exaltar a un símbolo nacional, por el contrario, ha causado una gran controversia y una profunda división social.
Controversia que ha trascendido fronteras, hasta llegar a los miles de venezolanos, en su mayoría opositores de Chávez que viven en el exterior, para quienes el cambio ha significado una ruptura emocional con la patria. Por ello y como una forma de expresar su desacuerdo, muchos ondean y exhiben la que llaman “su” bandera nacional con siete estrellas, tal como aprendieron en la escuela. Por eso es común escuchar a muchos decir, tratando de establecer un hito entre la Venezuela de antes y después de Chávez, “...yo salí de Venezuela con siete estrellas y esa es la bandera que reconozco."
En los Estados Unidos, donde se ubica la colonia más numerosa de venezolanos en el exterior, abundan ejemplos de este rechazo. En casi todas partes, a excepción de los consulados y embajadas, el tricolor usado es, invariablemente, el de las siete estrellas, las cuales se ven plasmadas, tanto en camisetas, calcomanías, fachadas de negocios, llaveros, así como en el nombre de agrupaciones musicales, lo que representa una prueba viviente del apego de esos venezolanos a la llamada “verdadera bandera”. Incluso, un grupo de música venezolana creado antes del 2006, que simplemente había adoptado el nombre de “Los hijos de las siete estrellas", para identificarse con el gentilicio venezolano, luego de pasar la bandera a ocho estrellas, sin proponérselo, el grupo se convirtió en una referencia política muy oportuna.
Otro episodio a destacar por su particular coincidencia, fue el ocurrido en el teatro James L. Knight de Miami, durante un concierto de Serenata Guayanesa en el 2008. Esa noche mientras el grupo cantaba un tema que alude a la octava estrella llamado “¡Qué bonita mi bandera!", el público del teatro comenzó a abuchear y a gritar: “¡Siete, siete, siete!”, en respuesta al estribillo de la canción que dice: …“♫ amarillo, azul y rojo y un ramillete de estrellas ♫”… Y lo particular de ese incidente, es que fue precisamente una agrupación musical oriunda de Guayana, valiéndose hábilmente de la música, la que hizo una especie de reclamo reinvindicativo en favor de su “desdeñada” región. Reclamo histórico nada fortuito, puesto que es en la otrora provincia de Guayana, donde se ubica el epicentro de toda esta discusión que explicaré a continuación y sobre la cual, consciente del riesgo que tomo al meterme en esta “camisa de once varas”, escribiré algunos párrafos que quizá den luces y ayuden a entender la esencia y el origen de la polémica estrella.
Iniciemos este análisis con la llamada “Bandera Madre”. Esta fue la que Francisco de Miranda izó en Haití en 1806 a bordo del buque Leander, formada simplemente por una franja tricolor compuesta de amarillo, azul y rojo, todavía sin estrellas.(fig.1) 
Posteriormente encontramos la bandera usada durante los actos de la independencia del 5 de julio de 1811, que tampoco lucía estrella alguna, pero a diferencia de la primigenia de Miranda, tenía un escudo en el lado izquierdo de la franja amarilla, la cual era más ancha que las otras. (fig.2)

No fue sino hasta el 12 de mayo de 1817, cuando se decreta una nueva bandera que incluye siete estrellas de color azul colocadas en línea recta sobre la franja amarilla, en representación de las siete provincias que firmaron el acta de la independencia. (fig.3)
Y es precisamente en este punto donde comienza el dilema y se sustenta la coincidencia planteada anteriormente. De acuerdo a numerosa bibliografía sobre el tema, al momento de la firma del acta de independencia, Venezuela estaba conformada por ocho provincias. A saber: Caracas, Cumaná, Barinas, Margarita, Barcelona, Mérida, Trujillo y una octava llamada Guayana. Sin embargo, solo siete provincias figuran en el acta. ¿Por qué esta última no figuró en el acta independencia? La respuesta es muy sencilla: Para el 5 de julio de 1811, la provincia de Guayana se encontraba bajo el dominio de España, condición que mantuvo hasta octubre de 1817, tras su liberación luego del triunfo de los patriotas en la Campaña de Guayana. Inmediatamente después de ese importante triunfo libertario, el propio Simón Bolívar daba por concluida la omisión de Guayana en la bandera, al firmar el decreto llamado “Bandera de Angostura”, del cual presento un extracto:

Posteriormente encontramos la bandera usada durante los actos de la independencia del 5 de julio de 1811, que tampoco lucía estrella alguna, pero a diferencia de la primigenia de Miranda, tenía un escudo en el lado izquierdo de la franja amarilla, la cual era más ancha que las otras. (fig.2)

No fue sino hasta el 12 de mayo de 1817, cuando se decreta una nueva bandera que incluye siete estrellas de color azul colocadas en línea recta sobre la franja amarilla, en representación de las siete provincias que firmaron el acta de la independencia. (fig.3)

...Simón Bolívar. Jefe Supremo de la República, Capitán General de los Ejércitos de Venezuela y de Nueva Granada. Habiéndose aumentado el número de las Provincias que componen la República de Venezuela, por la incorporación de la Guayana decretada el 15 de Octubre último, he decretado: Artículo Único.- A las siete estrellas que lleva la Bandera Nacional de Venezuela se añadirá una, como emblema de la provincia de Guayana, de modo que el número de estrellas será en adelante de ocho. Dado, firmado de mi mano,...en la ciudad de Angostura, a 20 de Noviembre de 1817. Simón Bolívar.”
Esto demuestra que la octava estrella no es primera vez que figura en la bandera venezolana, ya que el propio Bolívar así lo dispuso a su debido tiempo. (fig.4)
Sin embargo, esa bandera solo duró cuatro años, hasta que fue derogada por el Congreso de Cúcuta del 4 de octubre de 1821, pero no a causa de alguna imprecisión en la incorporación de la estrella de Guayana, sino por la necesidad de un nuevo estandarte, luego de la unión de los territorios de Venezuela y Colombia, tras la consolidación del sueño máximo de Bolívar: La Gran Colombia. (fig5) 
Luego de la muerte de Bolívar en 1830 y la subsecuente disolución de la Gran Colombia, Venezuela retoma en 1836 el esquema de tres franjas horizontales de igual tamaño y sin estrellas, pero con un escudo en la franja superior. (fig.6)
Esa bandera se mantuvo sin cambios hasta el inicio de la Revolución Federal en febrero de 1859, cuando se retoman las estrellas, pero curiosamente, en vez de reaparecer con las ocho correspondientes a la última bandera oficial antes de la Gran Colombia, se dicta otro decreto que regresa al esquema originario de las siete estrellas, el cual establece: “...se ordena la incorporación de siete estrellas azules en la franja amarilla, para simbolizar con su número, las siete provincias que constituyeron la Federación Venezolana del año undécimo. " (fig.7) 
Es decir, que solamente las provincias que constituían la Federación para el 5 de julio de 1811 fueron reconocidas, lo que dejó literalmente por fuera a la provincia de Guayana, a pesar haber sido incorporada por decreto en 1817 como vimos anteriormente. Lo que da pie a la siguiente incógnita: ¿Por qué al retomar la bandera nacional en 1859, no se adoptó la de Angostura de 1817 con las ocho estrellas que incluía a Guayana? Algunos conocedores creen que tras el destierro a Colombia y posterior muerte de Bolívar, de alguna manera se pretendió borrar la trascendencia de la obra del libertador, al desconocer uno de sus decretos; mientras que otro sector más conservador argumenta que el volver a las siete estrellas obedeció a la idea originaria de honrar únicamente a las provincias que estrictamente participaron en la firma de la independencia. Ahora quizá podamos entender y hasta justificar la vehemencia con que Serenata Guayanesa cantó “¡Qué bonita bandera!” aquella noche del 2008 en Miami.


Luego de la muerte de Bolívar en 1830 y la subsecuente disolución de la Gran Colombia, Venezuela retoma en 1836 el esquema de tres franjas horizontales de igual tamaño y sin estrellas, pero con un escudo en la franja superior. (fig.6)


Es decir, que solamente las provincias que constituían la Federación para el 5 de julio de 1811 fueron reconocidas, lo que dejó literalmente por fuera a la provincia de Guayana, a pesar haber sido incorporada por decreto en 1817 como vimos anteriormente. Lo que da pie a la siguiente incógnita: ¿Por qué al retomar la bandera nacional en 1859, no se adoptó la de Angostura de 1817 con las ocho estrellas que incluía a Guayana? Algunos conocedores creen que tras el destierro a Colombia y posterior muerte de Bolívar, de alguna manera se pretendió borrar la trascendencia de la obra del libertador, al desconocer uno de sus decretos; mientras que otro sector más conservador argumenta que el volver a las siete estrellas obedeció a la idea originaria de honrar únicamente a las provincias que estrictamente participaron en la firma de la independencia. Ahora quizá podamos entender y hasta justificar la vehemencia con que Serenata Guayanesa cantó “¡Qué bonita bandera!” aquella noche del 2008 en Miami.
Posteriormente, durante los siglos XIX y XX, la bandera venezolana experimentó numerosos cambios cosméticos de menor o mayor cuantía, tal como el realizado luego del triunfo de la Revolución Federal de Ezequiel Zamora, donde pasó de siete a veinte estrellas, impuestas también por un decreto de junio de 1859: …"en la franja amarilla llevará veinte estrellas azules, que simbolicen las veinte provincias que forman la Federación Venezolana"… (fig.8) 
Y aunque nos parezca extraño o arbitrario, añadir símbolos o sumar estrellas a las banderas por la adición de territorios, es una norma común y rutinaria en el mundo de la heráldica y la vexilología tradicionales. Un buen ejemplo de esto lo vemos en la bandera de los Estados Unidos, la cual pasó de trece estrellas, correspondientes al mismo número de colonias que firmaron la independencia de ese país en 1776, a 50 estrellas, alcanzadas luego de la anexión paulatina de 37 territorios durante casi 200 años y que culminó con la incorporación de Hawái en 1959. (fig.9)

Y aunque nos parezca extraño o arbitrario, añadir símbolos o sumar estrellas a las banderas por la adición de territorios, es una norma común y rutinaria en el mundo de la heráldica y la vexilología tradicionales. Un buen ejemplo de esto lo vemos en la bandera de los Estados Unidos, la cual pasó de trece estrellas, correspondientes al mismo número de colonias que firmaron la independencia de ese país en 1776, a 50 estrellas, alcanzadas luego de la anexión paulatina de 37 territorios durante casi 200 años y que culminó con la incorporación de Hawái en 1959. (fig.9)



Y si examinamos los argumentos que esgrimen ambos bandos para defender sus puntos de vista sobre el tema, encontramos un repertorio muy peculiar y variopinto. Por ejemplo, en el lado opositor las explicaciones sobre la octava estrella van desde quienes creen que la estrella adicional es Fidel Castro, pasando por quienes dicen que se trata de la estrella de la boina del Che Guevara, hasta quien afirma que es la representación del mismísimo Chávez para inmortalizarse. Mientras que por el sector chavista, la tesis más esgrimida es que la octava estrella es el propio Simón Bolívar, al igual que otros simplemente dicen que si el “Comandante” la puso allí, allí se queda.
Tales consideraciones dejan al descubierto que muy pocos se han tomado la tarea de indagar, al menos por curiosidad, sobre los motivos históricos que impulsaron dichos cambios, los cuales se encuentran en numerosos textos, incluso en publicaciones electrónicas de libre acceso. No obstante, si se hace un sencillo y desapasionado ejercicio de objetividad, ceñido estrictamente a la razón histórica, no nos cabría la menor duda de que Guayana está acertadamente representada en la bandera y que la octava estrella no tiene nada que ver con estrategias o caprichos políticos. Aceptar esta tesis, es una decisión que debe tomarse independientemente de que odiemos o amemos al presidente de turno, o sin importar que Serenata Guayanesa sea afecto o desafecto al gobierno. Al final de cuentas, la bandera le pertenece a todos los venezolanos.
Al término de este trabajo, hecho con la sola intención y el único compromiso de informar, estimo que la modificación de la bandera venezolana, simplemente corrió con la suerte de nacer bajo el amparo del chavismo, de cuya sombra difícilmente puede zafarse. Usando un viejo refrán, podría decirse que el tricolor nacional está pagando “justos por pecadores”, por los desaciertos de algo que le es tan ajeno como la política. Entretanto, la golpeada bandera navega a la deriva entre dos poderosas corrientes, cargando un pesado lastre que no le permite ondear libre y orgullosa. Considero que si los cambios hubiesen ocurrido en otro momento histórico y bajo una atmósfera más limpia, quizá podríamos divisar esa nueva estrella del firmamento venezolano de forma más clara.
Fuentes Consultadas
Fuentes Consultadas
http://www.asambleanacional.gob.ve/ (Asamblea Nacional de Venezuela)http://www.asambleanacional.gob.ve/index.php?option=com_docman&Itemid=190 (Gaceta oficial)http://www.bnv.bib.ve/evohistbandvzla.htm
Diccionario de Historia de Venezuela. Caracas, Fundación Polar, 1998. -- ISBN 9806397940 http://www.efemeridesvenezolanas.com/html/evolucion.htm
http://es.wikipedia.org/wiki/Bandera_de_Venezuela
4 comentarios:
Buen material y bien explicado. Felicidades!
__- Estas son horas en las que personas no tienen conocimiento real del porqué de ese octavo lucero. Este articulo es excelente para complementar algunos comentarios que he tratado de transmitir a algunos amigos y colegas educadores que increiblemente desconocen la naturaleza no solo de este tema si no de muchos más,,, FELICIDADES MEJOR IMPOSIBLE----
Excelente articulo, felicitaciones
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